El tren sonó frenéticamente, como un estallido brutal de su conciencia descosida, la lluvia golpeaba el andén y hacía sumergir las vías en un mar de emociones. Todo en una batalla furtiva por acaparar sus posesiones en la memoria, sus formas inconstantes, su experiencia..., pero a estas alturas a ella ya le daba igual y la niñez pasó fugazmente frente a ella, retazos incompletos de alborotos y juegos infantiles, sus padres, sus hermanos, sus hijos. Al tiempo de llegar a la siguiente estación, con la aceleración intrépida que marca una respiración atroz de trece veces por segundo y supurando lagos de estupor y de franqueza, toma su próxima dosis de exelón, apenas lo saborea...pronto dejará de caminar, olvidará también como hacerlo, se perderá entre los recuerdos de su mente y poco a poco omitirá para siempre quien ha sido, hasta descubrir que no hay nada tan importante como para que no podamos olvidarlo. ..Y tú, ¿todavía recuerdas quién eres?...
- Alzheimer.
- Alzheimer.
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