Se permitió disfrutar unos momentos más bajo su cuerpo. Los retazos de la dulzura de su torso y las extremidades en movimiento, que no estaban en contacto directo con la otra dermis, pero que le erizaban la piel. Con poco esfuerzo logró recuperar la respiración, cerró los ojos, se envolvió en su calor y huyó del gélido tic-tac rojo que acompasaba sus alientos. Con las cabezas levantadas, los ojos entornados, las barbillas enfurecidas y un perfil impúdico completamente estremecido.
El vapor había cubierto por completo la superficie del espejo con una película de condensación tan espesa que apenas emitía ya sus reflejos. Gemidos, gotas de sudor, susurros, jadeos, el peso incesable del otro cuerpo...soñó alejada del lecho febril, entre la excitación, el estremecimiento de la carne, los abrazos, los besos rechazados...
La histérica alarma del despertador concluyó otra noche lasciva y desesperada...
-¡Buenas noches mi amor!, te dejo el dinero en la mesita.
La histérica alarma del despertador concluyó otra noche lasciva y desesperada...
-¡Buenas noches mi amor!, te dejo el dinero en la mesita.
Entonces ella, cual cuervo de Poe susurra: "Nunca más"...
...Y acto seguido, extiende sus grandes alas negras y echa a volar...
3 comentarios:
Mi querida amiga. Los despertadores están contraindicados para el sueño. El próximo día lance el despertador contra la pared y le aseguro que después dormirá mas y mejor.
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Gracias por pasar y sí esa hubiera sido una buena fórmula... ;)
Saludos.
Arwen
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