Paisaje Subcutáneo

domingo, 10 de enero de 2010

La gran ciudad la había traicionado, con sus luces, sus sombras, sus titánicos edificios, el peso de la gran marea humana y una euforia provocada que escondía cientos de realidades homólogas. Lejos quedaban pues las grandes montañas, los lagos, las cascadas...su pasado...por un momento miró hacia el suelo, por debajo de las huellas que dejaban sus zapatos, alcanzó a contemplar su nueva vida y una gran boca de hormigón abrió su garganta de par en par para engullirla a ella y a otros...el pasillo les lleva al parking, carteles que anuncian locales, donde la ignominia puede leerse en miles de miradas, ya de por sí amarillas como plátanos, quicios de recintos orientados al norte, donde los fideos de arroz, se acercan a las ventanas, contrafuertes exteriores utilizables aunque caiga lluvia y el ruido de los motores que comunican con una civilización más cercana. Cocktail de emociones para una ciudad intrépida, donde el destino del humo alza el vuelo al rodar frenético de los transeúntes.

El viejo mundo se desploma, se cae, salpicado por rostros de todos los matices. Liu Fen, sale de su pequeño habitáculo, carta en mano, dedicándoles su sonrisa paciente y sus suculentos platos, frente a un insomnio de identidades que aguarda expectante su delicioso espectáculo.

Plaza de España, Madrid
, parking subterráneo para algunos, submundos para otros, la búsqueda del dorado...
Por encima del asfalto decenas de inmigrantes, que no son, ni tigres de cartón, ni gatos sin cascabel...tallarines con verduras, arroz con ternera, fideos chinos...

(Por que tal vez todos seamos guerreros de papel hechos de un barro, que no está bien cocido todavía...)

Retrato de un paisaje subcutáneo.

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