El asesinato se había perpetrado en forma de ritual, encontraron los cadáveres mutilados sobre el hielo, entre un gran charco de sangre, de desorden, de agonía, de olor a desastre...había sido una matanza desmedida, consumada en su conjunto con un desequilibrio sádico dentro de un escenario enloquecedor y apocalíptico, donde lo real y lo fantástico se entremezclaban para dejar de ser lúcidos. Con la carga de lo excesivo, del sufrimiento, de la crueldad y del pecado de alguien que no había tomado partida hasta mancharse las manos. Más allá de las penas personales, con la velocidad histérica del instinto, descargaron su irá descomunal, a golpes, sobre unos cuerpos lactantes, despellejados vivos, que yacían sin latido.
Junto a los restos de la fatal encarnizada, un cartel anunciaba: "Reserva federal".
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