La noticia me asaltó a través de los medios de comunicación, era una mañana cualquiera, todas las cadenas andaban escanzalizadas y conmovidas por la magnitud y la ferocidad de los hechos. La radio lo explicaba como si de un acto terrorista se tratara, más allá de los agravios cometidos, con un desequilibrio bárbaro y enfermizo en la terrible velocidad del instinto, donde lo real y lo fantástico se entremezclan para dejar de ser lúcidos. Con la carga de lo excesivo y el peso del pecado que provoca nuevos actos hasta la fecha desconocidos. En todos los titulares, la palabra: PAZ.
DÍAS INVISIBLES
Hace 10 horas
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