TEMPORAL

martes, 7 de febrero de 2012




Escaló despacio sus rodillas, como un joven gato... deslizó las yemas de sus dedos por su regazo y en el sentido más estricto se durmió. Ella dirigió su mirada hacia la ventana... fuera hacía frío... un frío mayúsculo, como cortado a rajas, como un enemigo poderoso que se atrinchera en la puerta de tu casa y echa raíces de nieve y agua y silba por las esquinas con quejido lamento, un viento que parte en dos el cuerpo y el alma. Por eso él se ha dormido bajo su abrigo femenino, protegido de la intemperie que lo acosa y lo azota y abre levemente sus párpados enfurecidos y se arrima al aliento que más ama, deseando que la tempestad pase lejana y furiosa sin recaer en su presencia y allí sobre los brazos de su madre, sueña que es un niño temerario y ella le acaricia la frente bajo sus dedos arrugados, con la calma de la experiencia y la templanza de los años, le susurra que no tema, que no es más que otra tormenta, otra tempestad caduca, de otro mal que nunca dura cien años.

4 comentarios:

{ Mar } at: 7/2/12 dijo...

Nada más reconfortante que el regazo de una madre, no ya por el calorcito sino por la seguridad que da. Uno se siente a salvo de todos los males y a salvo de las inclemencias del tiempo.

Que bonito tu relato de hoy, Arwen. Me llevó a aquellos tiernos años en los que con un beso y una abrazo de mi madre, ya nada podía conmigo :). Gracias.

Bss.

{ Valaf } at: 7/2/12 dijo...

Ejem...

No es que no quiera, ame, venere e idolatre a mi señora madre, no, no es eso, qué va...

Pero prefiero otro regazo.

Excelente!!

Un beso

{ Arwen } at: 10/2/12 dijo...

Nada más reconfortante y apacible... ;), un gran beso Mar que todo lo puede.

{ Arwen } at: 10/2/12 dijo...

Muy bueno Valaf! y muchísimas gracias.

Besos.

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