"Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo." (M. Delibes)
EL COTO
-¡Pues habremos de comer!. Muchas veces maldigo mi estúpido estómago y mi bastarda calavera. Porqué -díganme si es que pueden- ¿Porqué diablos no puedo contenerme?, ¿acaso por mis venas no corre la misma sangre que la de ellos?, ¿acaso no soy yo también un hombre?. Mis manos tiemblan y mis piernas apenas son capaces ya de sostenerme, pero mis ojos están segados por la incomprensión y el desamparo. Por no tener no tengo ni el pedazo de tierra que trabajo y a ellos también se la debo pese a haber sido de padre. Su presencia me repugna, como aborrezco todo lo que toco y que les pertenece...hasta mi débil cuerpo es más suyo que mio. El agua de la fuente no me sirve, es insípida y no me calma porque no tiene consistencia, llena espacios vacíos de algo que no puedo distinguir, pero ahora no pienso en conclusiones, mis ataques de urgencia sólo son satisfechos por los escasos alimentos. Incluso me faltan los besos, encallados en la nostalgia, que de tan poco gastarlos a todas horas se han convertido en una costumbre impropia del verbo amar, hasta estropearlos, como se estropea la fruta que sólo sirve para decorar los cuencos de los señoritos. La rutina sabe tomarse las cosas lentas y el tiempo también tiene hambre y el hambre se toma el placer de los ratos muertos, extinguidos como nuestras familias, ahora que no tenemos cada día en la mesa ni en ninguna parte nada que echarnos a la boca, lo que a ellos yace pudriéndoseles a escondidas. Habrá pues que mascar despacio, sin gastar nunca las migajas que nos lanzan como a perros rabiosos, llenos hasta los topes estamos de una rabia que ellos nos contagian, que heredamos y arrastramos y que va poblando nuestros días hasta ver a nuestros hijos caer exiguos en su propia tierra sin más oportunidades que la de quedarse en el camino. Saben muy bien nuestra imposibilidad para detenerlos, ¿hasta dónde llega su resistencia?...y los ojos que saben tan bien recoger las palabras de los demás, recordarán el sabor de los que ya no están. También los brazos envuelven ahora la piel de aquellos que nos dan de comer aparte.
Después de haber vivido tantas veces, uno por cada momento que ya pasó, mi cama vuelve a encontrase fría y vacía, porque mi mujer duerme hoy con nuestro amo, mientras yo limpio y preparo su escopeta para la caza de mañana. Si cierro los ojos quizá, mi hambre y mi furia se contengan...quizá si guarda las palabras de hoy para mañana no salga un tiro por la culata. Harto de dormir en este pajar entre la miseria y las bestias mientras él la va a buscar a la cama, en esta noche que se hace inmensa y eterna para no amanecer nunca.
Al estallar del alba él encuentra su taza de café bien caliente en la mesilla para incorporarse y comenzar con la boca bien llena la jornada de caza.
El camino al coto es liviano, los prados empapados por el agua brillan a través de los matorrales de aliagas, franqueando la inmensa finca del Marqués. Bajo el cerezo florido y hermoso que anuncia la primavera se escuchan dos disparos, pero al pasar como si fuera un juego las palomas torcaces huyen en un vuelo herido mientras yace en el verdear de la hierba un cuerpo henchido de pucheros. El terreno es blando y espeso, como una mullida alfombra y en él se desprende el fresco aroma a hierbabuena y abundante maleza húmeda.
Ya comienzan a brotar las amapolas. Los patos escapan libres pero esta vez ha caído una buena pieza.
- ¡Vamos Achia!, - la perra mueve el rabo y lloriquea olisqueando el cuerpo repleto de su amo-.
Después de haber vivido tantas veces, uno por cada momento que ya pasó, mi cama vuelve a encontrase fría y vacía, porque mi mujer duerme hoy con nuestro amo, mientras yo limpio y preparo su escopeta para la caza de mañana. Si cierro los ojos quizá, mi hambre y mi furia se contengan...quizá si guarda las palabras de hoy para mañana no salga un tiro por la culata. Harto de dormir en este pajar entre la miseria y las bestias mientras él la va a buscar a la cama, en esta noche que se hace inmensa y eterna para no amanecer nunca.
Al estallar del alba él encuentra su taza de café bien caliente en la mesilla para incorporarse y comenzar con la boca bien llena la jornada de caza.
El camino al coto es liviano, los prados empapados por el agua brillan a través de los matorrales de aliagas, franqueando la inmensa finca del Marqués. Bajo el cerezo florido y hermoso que anuncia la primavera se escuchan dos disparos, pero al pasar como si fuera un juego las palomas torcaces huyen en un vuelo herido mientras yace en el verdear de la hierba un cuerpo henchido de pucheros. El terreno es blando y espeso, como una mullida alfombra y en él se desprende el fresco aroma a hierbabuena y abundante maleza húmeda.
Ya comienzan a brotar las amapolas. Los patos escapan libres pero esta vez ha caído una buena pieza.
- ¡Vamos Achia!, - la perra mueve el rabo y lloriquea olisqueando el cuerpo repleto de su amo-.
Romero, poleo, tomillo y jara hoy vuelvo al corral satisfecho y sin hambre, con la única compañía de un perro fiel.
8 comentarios:
Cuanta hambre contenida, en un desenlace imprevisible.
Un abrazo
Y tanto TR ;)
Un abrazo y todo un placer leerte por estos lares.
Arwen
Buenas, Arwen! Jueves 18, víspera del día grande de las Fallas y de un long weekend con sabor a paella y olor a pólvora. Pues que de diviertas y lo disfrutes al máximo. Se que es fiesta en casi toda España, pero en Andalucía toca currar :(((
Bss.
Pues sí Mar, aquí andamos a unas horitas de cogerme ya las vacaciones oficiales y de fiesta hasta el lunes... ;), gracias y lo disfrutaré al máximo, lástima que vosotros no lo cojáis.
Un besote muy grande y un placer leerte por aquí.
Arwen
Hambre, hambre. Yo también tengo hambre.
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Muy buenos días Completamente Gilipollas y lamento que tengas hambre.
Un abrazo.
Arwen
Arwen.. buen final y fuerte me encanto leerte. Un beso y buena semana.
Gracias Lady. ;D
Un beso y feliz semana.
Arwen
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