Con el brazo derecho tiró con fuerza del otro extremo de la caña, sabiendo que no había presa que hubiera mordido el anzuelo. El mar, se quedó impasible por un momento, haciendo eco de su silencio, bajo un cielo estremecedor de nubes perfectas. Bajo las claras aguas de la bahía, el pez siguió moviendo sus aletas, sabiéndose vencedor... él metió su mano derecha en las bolsas que lo acompañaban y tras amasarla varias veces, le lanzó una bola mezcla de patata y pan... presa y verdugo se miran en paz, perdonándose por hoy, el viejo pescador recoge su silla y sus enseres...pliega la caña y se aleja de las rocas...el pez termina su improvisado banquete y escurriéndose entre las aguas cristalinas desaparece en medio de la calma.
DÍAS INVISIBLES
Hace 2 horas
8 comentarios:
Me logré hacer un ratito libre y ando de visita amiga es que estoy de mes de acontecimientos!!!!!!besos
Fiaris, un lujo tenerte de nuevo por aquí, disfruta de esos acontecimientos que te ofrece septiembre y calma...mucha calma... ;D
Besos y te estaré esperando.
Calma, mucha calma. Para cobijarse y preparar el cuerpo para el invierno.
Un beso
Que no nos falte nunca... gracias Pilar, por tu paso por aquí una vez más.
Besos. :)
Hola Arwen
Ojalá todas las relaciones se dieran de ese modo, así podríamos vivir en paz. Bonito relato.
Un abrazo
Carmen Rosa, sería un buen comienzo desde luego.
Gracias y bienvenida por aquí.
Es una forma de practicar pesca sin que necesariamente la presa termine en un cesto. Me gustó el micro-relato y el título es todo un acierto, puesto que transmite la calma y la paz a la que hace referencia.
Bss.
Gracias Mar, una cacería sin presa, ni víctima...curioso...¿podría ser real?...tal vez...
Un placer leerte de nuevo ;)
Bsss
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