Jugueteó con el filo del cuchillo un par de veces... como si pudiera hacer malabares con el cubierto... se miró en uno de sus lados y allí apenas pudo reconocer su propio reflejo... se castigó una y mil veces repitiéndose que esa, la de la imagen convexa, no podía ser ella... aquel amasijo de mofletes y de carnes flácidas por debajo del negro de su atuendo no respondía a su cuerpo. Bebió todo el agua de la que fue capaz, vaciando una y otra vez su vaso y con la costumbre arraigada de su propia rutina, despedazó minuciosamente el filete que la desafiaba en su plato y concienzudamente la amontonó en el borde, formando un amasijo de sobras nunca degustadas... cerca de allí una vieja televisión ofrece otras imágenes de niños y adultos desfallecidos de inanición. Desvía la mirada hacia otro lado, con la molestia de tener que soportar el sigilo de su propio silencio y con el peso extenuante de la culpa, la esclava de la imagen en el filamento se dirige hacia el cuarto de baño más próximo a vomitar su propio pecado.
FIELES Y NOBLES AMIGOS
Hace 22 horas