Cuando ya nada se espera, más se palpita y se hacen propios los fallos, los delirios, los acordes soñados y vienen a la memoria los recuerdos de otros tiempos, los anhelos de lo desconocido, suben por las arterias los deseos profundos que desembocan sus fervientes ganas a través de las venas y justo en ese momento te levantas, abres la ventana exhalas el humo de un cigarrillo que jamás ha existido, olfateas su aroma, paladeas su sabor y sientes que estas vivo, que hablas, respiras, vibras y que todo lo demás no importa porque lo que de verdad cuenta, está al llegar y no ha sido escrito.
Suena un viejo blues, a través de las paredes de papel se filtra el llanto de un niño, voces de esperanza, gritos de delirio, no es demasiado tarde, ni demasiado pronto. Meces tu cabeza, esa que cuelga de tus propios pensamientos, cedes a la gravedad y terminas por templar tus sentimientos.
Hoy ha sido un buen día para nacer, suena el blues, las paredes de papel filtran el llanto de un niño, voces de esperanza...
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