Repasó la estancia en la que se hallaba... una que no era ni negra, ni blanca, ni sabía de grises, ni conocía otros colores convencionales, abrió el pequeño armario de las llaves sin encontrar el cascabel de Santa Claus, fuera no nevaba, ni brillaban las luces, ni los trineos cabalgaban bajo un cielo sin estrellas, sin poemas de Neruda, sin un viento que en la noche gira en el cielo y canta y aún así, podía escribir los versos más tristes esa noche, sentir la noche inmensa, más inmensa que un 25 de Diciembre sin Navidad.
MANICOMIO 236
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